Y así están las cosas. Aunque da igual, porque ya nadie se casa por la iglesia y la verdad, no sé muy bien qué dice el contrato en el juzgado. Lo que está claro es que hay algo más poderoso que el amor y la muerte: Internet. Así que no se molesten en hacer promesas que no podrán cumplir. Abran bien los ojos. Quiéranse y disfrútenlo mientras puedan, o mejor dicho, mientras Facebook lo permita.
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