lunes, 20 de diciembre de 2010

El encanto de lo cotidiano

Conseguir “un ojo fotográfico” precisa tiempo, dedicación y mucha, mucha práctica. Salir a tirar fotos al menos una vez a la semana es un propósito útil y relajante, aunque a mi la pereza me lleva ventaja. Sin embargo, escribo para hablar de Suecia y los talentos que exporta.

Perdida entre magazines y blogs, de repente llaman mi atención las imágenes de un fotógrafo que, sin un gran despliegue de efectos, retoques ni demás artificios, consigue mostrarnos los objetos y ambientes cotidianos de una forma atrayente y conciliadora. Ludvig Holtenäs fotografía unas zapatillas, un taburete o una cámara… y se apoya en la luz de Suecia. ¿Puedo hablar de la luz de Suecia sin haber estado allí? Quizá es sólo una impresión, pero la limpieza y los suaves claroscuros me parecen una seña de identidad envidiable que podéis descubrir en el blogde este fotógrafo y diseñador nórdico.

No obstante, la fotografía sueca es sólo una parte del rico material que nos llega del norte de Europa. Hace unos meses se celebró en Madrid un festival llamado “Días Nórdicos” que trajo a grandes grupos del panorama indie actual como José González o Jonhatan Johannson.

No podría cerrar esta entrada sin hablar del gran descubrimiento de este último año: The Tallest Man on Earth. Ese hombre pequeñito, con una voz muy grande. Aunque es difícil hablar de él sin comentar que ha sido comparado con Dylan, hoy prefiero destacar su origen y hacer referencia a sus letras que nos hablan de cerca, que nos muestran la nieve y el frío, y nos calientan con nostalgias cotidianas. El encanto de lo cotidiano una vez más… Los que tuvimos la suerte de verlo el día 1 de diciembre pudimos disfrutar de un trocito de Suecia; y en días lluviosos como los de esta semana, no hay mejor manera de pasar las horas que escuchando su música, sin necesidad de estar rodeados pormuebles de Ikea.

martes, 14 de diciembre de 2010

El día en que todos seremos fotógrafos

Hace mucho, mucho tiempo, las cámaras fotográficas era un privilegio que muy pocos podían permitirse. La gente acudía a fotógrafos callejeros para tener un retrato de familia y así perpetuar de alguna manera ese momento único que, de otra forma, sólo permanecería en sus memorias. Los pintores y artistas gráficos despreciaban a los fotógrafos por servirse de “artilugios poco lícitos para intentar imitar obras de arte y los que menos acceso tenían a la cultura, pensaban que era un instrumento del diablo que podía robarles el alma.

Los tiempos cambian, por suerte o por desgracia, y pensando en que a mi madre le da vergüenza posar para una foto, en ocasiones me llama la atención la naturalidad con que los chavales de 16 años (por decir una edad) se recrean ante cualquier objetivo y lo suben a la red.

Este devenir tecnológico nos lleva de un extremo a otro, pasando en apenas un siglo, de algo muy reducido a un fenómeno de masas. De una forma excluyente de hacer arte a un sobre-exceso de imágenes que cada vez rozan más la perfección. ¿Quién no tiene Photoshop? ¿Quién no descarga en su iPhone programas maravillosos que transforman cualquier captura mediocre en bonitas imágenes? No lo dudo, llegará el día en que cualquiera pueda poner en su currículum el título de “fotógrafo” sin necesidad de haber cursado ningún tipo de estudio al respecto. Restando valor a algo casi mágico.

Pero mientras llega ese día y algunos se siguen resistiendo a autoproclamarse “artistas digitales”, podéis disfrutar de bonitas imágenes y lucirlas en vuestros aparatos casi como verdaderas obras de arte. Al menos, eso es lo que me da la impresión que pretende Tseventy. Y yo me lo creo.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Juglares del s.XXI


Aunque parezca un disparate, me atrevo a comparar a un fotógrafo con un juglar.
La cosa es simple: alguien coge una cámara y empieza a disparar; de esos disparos en los que se denota poco espacio para el azar, surgen imágenes especiales, diferentes, unas imágenes que enaltecen lo que captan y que transmiten más de lo que aparentan.

En este caso, hablo de las fotografías de un señor que consigue crear ambientes enloquecedores, sombríos y surrealistas, pero a la vez, inmensamente crudos y reales. Que coloca a la persona como una pequeña parte del paisaje, y aún así, consigue que esa persona siga siendo protagonista, que nos cuente una historia inquietante con su pose, su mirada o la ausencia de ella. Y engrandece el paisaje que le rodea consiguiendo resaltar la belleza del cielo, la tierra y lo que en ella habita.

Por esta capacidad de narrar historias, de entretenernos con colores y sombras a los que fácilmente podríamos poner una banda sonora, os presento a Jeremy Blincoe como un juglar del s.XXI.


miércoles, 7 de julio de 2010

Fotografía de familia


Sinceramente, admiro la constancia y perseveración de aquellos fotógrafos que escogen un tema central para su obra y mantienen durante años una vivencia tan intensa de su trabajo, que llega a ser parte de su vida. En el caso de Doug Dubois, se invierte la situación. Es decir, que Dubois hace de su vida su trabajo, puesto que dedica casi 20 años a retratar situaciones cotidianas en su casa y su familia, obteniendo como resultado una obra cambiante que nos cuenta la historia de 4 personas a las que vemos crecer y envejecer, sufrir y en resumen, vivir. Los encuadres y el color nos ayudan a entender las situaciones. La calidad de la imagen nos transporta en el tiempo. Los ojos de Dubois transmiten y enternecen.
Pero además, si indagamos en el resto de su trabajo, podremos observar la variedad de temáticas y la capacidad de captar detalles en el mundo común, convirtiéndolo en algo irreal gracias a la serialidad y, paradójicamente, por su extrema fidelidad a la realidad.
Inteligencia, perspicacia y corazón en Doug Dubois.

martes, 1 de junio de 2010

Silja Magg

Tengo que reconocer que tengo debilidad por la fotografía de moda y en concreto, por los retratos. Sobre todo me gustan los fotógrafos que recrean atmósferas irreales, cercanas al cuento o la fantasía. Para mi, conseguir reinventarse en cada proyecto o sesión es algo admirable. También es importante la sensibilidad para transmitir, para contarnos historias con solo una imagen.
Desde mi punto de vista, Silja Magg lo consigue... Y si alguien no se lo cree, que lo compruebe aquí.

martes, 4 de mayo de 2010

Matrimonio Moderno



Y así están las cosas. Aunque da igual, porque ya nadie se casa por la iglesia y la verdad, no sé muy bien qué dice el contrato en el juzgado. Lo que está claro es que hay algo más poderoso que el amor y la muerte: Internet. Así que no se molesten en hacer promesas que no podrán cumplir. Abran bien los ojos. Quiéranse y disfrútenlo mientras puedan, o mejor dicho, mientras Facebook lo permita.

martes, 27 de abril de 2010

Imaginario


tierra firme. fracasos.
perras que pasean. engaños.
marañas de ideas descarnadas.
jovencitas desfloradas que fingen.
el triunfo es encontrar la verdad.
como pisar la tierra firme.

sábado, 2 de enero de 2010

Milagros, por favor


Se llamaba Milagros y era una de las mujeres más longevas del pueblo. Andaba costosamente con un bastón de roble, aunque su cabeza estaba demasiado lúcida para su edad. Cuando fue a despedirse de Angustias, ésta le pidió que le contara un cuento, como acostumbraba hacer con todo aquel que se acercaba a visitarla en el lecho de muerte. Así que Milagros, que sabía más historias por vieja que por leída, comenzó a relatarle el origen de su nombre.

"Esta historia empieza antes de que yo naciera. Mi madre, que en paz descanse, tuvo 8 hijos de los cuales ya pocos quedamos vivos. Yo soy la pequeña y después de tener 6 hijas no se le ocurría ningún nombre apropiado para mi. El resto de mis hermanas llevan los nombres de mis abuelas, de las tías de mis padres... pero cuando yo estaba llegando, no les quedaban parientes para (ni ideas) para ponerme nombre. Tampoco quiso buscarlo en la Biblia, pues aunque era creyente y practicante, los relatos del Santo Libro solían ponerle los pelos de punta.

Así pues, llegó el día del parto sin saber aún cómo llamaría al niño en el caso de que fuera otra niña. Y además, llegó con tal mala suerte que hallábase sola en la casa, sin más acompañamiento que un perro viejo y rabioso, que no hacía otra cosa durante el día y parte de la noche, que ladrar y rascarse las pulgas. A la pobre mujer, le vinieron los dolores mientras desplumaba una gallina y sus gritos de dolor, se confundieron con los del animal, por lo que nadie pudo oírla. Como pudo, salió a la calle, que además estaba vacía, porque era miércoles de ceniza y todo el pueblo había acudido a misa. Cuentan que cuando llegó a la puerta de la iglesia, el cura despotricaba sobre los tiempos de desgracia que asolaban el pueblo, puesto que en ese momento había sequía y se perdieron varias cosechas. En el momento en el que mi madre entró a la iglesia, Don Eusebio, el párroco, decía:

- ¡Lo que necesitamos es un milagro! ¡Un milagro, por favor!

Mi madre gritó y calló al suelo todo lo larga y ancha que era. Los vecinos y el mismo Don Eusebio, se acercaron a socorrerla. El parto, que duró poco menos de una hora, se arregló en la puerta de la propia iglesia y justo cuando rompí a llorar, comenzó una lluvia que no cesó en 7 días y que arregló parte de la cosecha que estaba perdiéndose.

Por esa razón me llamaron Milagros, porque traje la lluvia cuando más falta hacía. Y desde entonces, ningún año ha dejado de llover en Miércoles de ceniza."

Angustias, conocía la leyenda de Milagros, pero nunca la creyó del todo. Aún así quedó encantada con su historia, le dió las gracias por visitarla y se durmió plácidamente soñando con la lluvia y las cosechas.