Sinceramente, admiro la constancia y perseveración de aquellos fotógrafos que escogen un tema central para su obra y mantienen durante años una vivencia tan intensa de su trabajo, que llega a ser parte de su vida. En el caso de Doug Dubois, se invierte la situación. Es decir, que Dubois hace de su vida su trabajo, puesto que dedica casi 20 años a retratar situaciones cotidianas en su casa y su familia, obteniendo como resultado una obra cambiante que nos cuenta la historia de 4 personas a las que vemos crecer y envejecer, sufrir y en resumen, vivir. Los encuadres y el color nos ayudan a entender las situaciones. La calidad de la imagen nos transporta en el tiempo. Los ojos de Dubois transmiten y enternecen.
Pero además, si indagamos en el resto de su trabajo, podremos observar la variedad de temáticas y la capacidad de captar detalles en el mundo común, convirtiéndolo en algo irreal gracias a la serialidad y, paradójicamente, por su extrema fidelidad a la realidad.
Inteligencia, perspicacia y corazón en Doug Dubois.
Pero además, si indagamos en el resto de su trabajo, podremos observar la variedad de temáticas y la capacidad de captar detalles en el mundo común, convirtiéndolo en algo irreal gracias a la serialidad y, paradójicamente, por su extrema fidelidad a la realidad.
Inteligencia, perspicacia y corazón en Doug Dubois.
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