Conseguir “un ojo fotográfico” precisa tiempo, dedicación y mucha, mucha práctica. Salir a tirar fotos al menos una vez a la semana es un propósito útil y relajante, aunque a mi la pereza me lleva ventaja. Sin embargo, escribo para hablar de Suecia y los talentos que exporta.
Perdida entre magazines y blogs, de repente llaman mi atención las imágenes de un fotógrafo que, sin un gran despliegue de efectos, retoques ni demás artificios, consigue mostrarnos los objetos y ambientes cotidianos de una forma atrayente y conciliadora. Ludvig Holtenäs fotografía unas zapatillas, un taburete o una cámara… y se apoya en la luz de Suecia. ¿Puedo hablar de la luz de Suecia sin haber estado allí? Quizá es sólo una impresión, pero la limpieza y los suaves claroscuros me parecen una seña de identidad envidiable que podéis descubrir en el blogde este fotógrafo y diseñador nórdico.
No obstante, la fotografía sueca es sólo una parte del rico material que nos llega del norte de Europa. Hace unos meses se celebró en Madrid un festival llamado “Días Nórdicos” que trajo a grandes grupos del panorama indie actual como José González o Jonhatan Johannson.
No podría cerrar esta entrada sin hablar del gran descubrimiento de este último año: The Tallest Man on Earth. Ese hombre pequeñito, con una voz muy grande. Aunque es difícil hablar de él sin comentar que ha sido comparado con Dylan, hoy prefiero destacar su origen y hacer referencia a sus letras que nos hablan de cerca, que nos muestran la nieve y el frío, y nos calientan con nostalgias cotidianas. El encanto de lo cotidiano una vez más… Los que tuvimos la suerte de verlo el día 1 de diciembre pudimos disfrutar de un trocito de Suecia; y en días lluviosos como los de esta semana, no hay mejor manera de pasar las horas que escuchando su música, sin necesidad de estar rodeados pormuebles de Ikea.
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