martes, 3 de junio de 2008

Paradojas sexistas

La primera vez que supe que fue una mujer la que introdujo la apelación sexual como reclamo motivador en la publicidad no pude menos que soltar una risilla y pensar: qué paradoja.
Y es que, mientras en la actualidad la publicidad se ve censurada por las protestas que millones de mujeres hacen ante los estereotipos sexistas que nos muestran como objetos entre otras cosas, históricamente inició esta guerra una de nosotras.
Helen Landsdowne Resor, introdujo el "gancho sexual" como reclamo a la hora de argumentar las ventajas del producto, junto a Walter Thompson. Idea que sigue usándose y llevándose a extremos que degradan a la mujer totalmente.
Por aquí se nos habla de una de las campañas de estos autores, para el jabón cosmético Woodbury, y para el que tenga ganas, puede empaparse de una forma resumida de la historia de la publicidad.
En cualquier caso... no deja de sorprender las vueltas que da la vida. ¿Se imaginaría la señora Landsdowne hasta dónde llegaría su idea?¿La hubiera modificado en el caso de saber las revueltas que causaría? Sinceramente, no lo creo, y sobre todo teniendo en cuenta que, si no se le hubiera ocurrido a ella, tarde o temprano se le habría ocurrido a otro.

1 comentario:

Isaac dijo...

Los reclamos sexuales, aunque innecesarios, son tan viejos como la propia publicidad.
Y la publicidad, aunque innecesaria, es tan vieja como la raza humana.

Y, aunque se tiende a pensar lo contrario, siempre ha existido publicidad exista para ambos sexos. El famoso anuncio de Cocacola light en el que las oficinistas se aglutinaban en la ventana para ver a un albañil quitarse la camiseta tiene un montón de años; lo que pasa es que no hay un colectivo masculino que se dedique a protestar por éstas cosas. Ni falta que hace, digo yo.
Tu fallo, es marcar la diferenciación entre "hombres y mujeres". Sencillamente, hay gente dispuesta a ser tratada como reclamo, y gente que no. Tampoco es tan blanco y negro, todo depende del "cuánto". Admitir que cualquier mujer es "una de las tuyas" es admitir que cualquiera de esas veinteañeras dispuestas a llenarse tetas, culo y labios de silicona para acabar bailando en una discoteca o en un programa de la tele(en el mejor de los casos)también forma parte de tu equipo. Y yo desde luego a cualquier vigoréxico con rayos uva, silicona en el culo y una camisa abierta no lo quiero en el mío.

Así que, aunque las "batallas de sexo" vendan, que venden, no es cuestión de género. Es cuestión de gente. Y cuando algo es cuestión de gente, mal asunto. Conformémonos con saber verlo, que ya es bastante.